8/4/19

Mi sudario

Era tarde
Era inconsciente
Era lunes
Éramos tú y yo
Era el momento de decirte tantas cosas

Ahora estoy aquí, sobrio de luz,
encandilado por la niebla de un sueño
en el que se vacía la luna.

Seré entonces
solamente
la electricidad
que alberga mi cuerpo
y ni me importa.

Podré al fin estudiar de cerca
la orfebrería del tiempo y su sabor.
Como el coro de una iglesia sin pilares.
Como estas nubes que no me dejan saber si se habrá ido ya el sol.
Pero lo más seguro es que hoy ya no vuelva a salir.

Ahora bien,
enumera cada uno de tus lunares
y ten a mano un sudario
de distinto dueño.
Pues cuando esté muerto,
sonará la alarma
y estará lloviendo
otra vez en el baño.

Y tejiendo mi sudario,
yo mismo envuelto en papel de plata y oro
en una esquinita mirando cómo muero,
escuchando cómo suena la alarma
y pensando en aquel sueño.

Porque la idiosincrasia
de un ser vivo es,
por antonomasia,
dejar de serlo en algún momento.

Así que ahora que respiramos,
vamos a aprovechar la noche.

Es el momento de que entiendas tantas cosas.

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