20/5/19

Un chispazo

Tienes la cara de familiares muertos.
El molesto ladrido de un escueto perro famélico encerrado en el balcón de un vecino.
Las fauces de un adoquín que se ha roto.
La llamarada que el vaho no deja pasar y los días que no pertenecen a ninguna época del año en concreto.

Y yo no puedo escribir dos frases que pesen más que una piedra o menos que el agua destilada.

Que caiga la cal del trastero.
Ceniza de una explosión penosa.
Por querer una mirada que no me atraviese sin más sino que aplaste mi retina en la pared de mi cráneo de nogal.

Las puertas de cristal que se agrietaron con el uso y los carteles de obras que cuelgan en vallas de metal.
Son el tiempo que marchita y la mecha de la compasión.

Eres ceremonia de antiguas tribus que enciende fuegos y canta canciones a dioses que no quieren canciones ni luz.

Eres una de las muertes que evité.
El cuadro eléctrico de mi casa vieja.



15/4/19

Llamarada

Aún no se ha apagado la aguja de la catedral
que se precipitó al suelo de aquella isla del Sena
ni los recuerdos que visten en sus pupilas
las ojeras de los 96 metros de catástrofe
rodeados de cerezos japoneses.

Arde aún la melodía de un cielo raro.
Las columnas de historia y humo se disipan.
Brilla una estética conjura de terror en la silueta
de un pasado de metales que resuenan y piedra que se rompe.

La edificación del culto a la belleza,
que amparó el más podrido negocio humano.
El techo de ricos y pobres,
de dinero, de espíritu,
de criterio o de pasión.

Me duele mas clausuro mis párpados
y me alejo para no llenar de cenizas mi velo.

Avísame cuando llueva calma
y caduquen las postales de aquel viejo rincón.
Cuando quede en el olvido la tragedia.
Mañana, cuando ya no se televise.

8/4/19

Mi sudario

Era tarde
Era inconsciente
Era lunes
Éramos tú y yo
Era el momento de decirte tantas cosas

Ahora estoy aquí, sobrio de luz,
encandilado por la niebla de un sueño
en el que se vacía la luna.

Seré entonces
solamente
la electricidad
que alberga mi cuerpo
y ni me importa.

Podré al fin estudiar de cerca
la orfebrería del tiempo y su sabor.
Como el coro de una iglesia sin pilares.
Como estas nubes que no me dejan saber si se habrá ido ya el sol.
Pero lo más seguro es que hoy ya no vuelva a salir.

Ahora bien,
enumera cada uno de tus lunares
y ten a mano un sudario
de distinto dueño.
Pues cuando esté muerto,
sonará la alarma
y estará lloviendo
otra vez en el baño.

Y tejiendo mi sudario,
yo mismo envuelto en papel de plata y oro
en una esquinita mirando cómo muero,
escuchando cómo suena la alarma
y pensando en aquel sueño.

Porque la idiosincrasia
de un ser vivo es,
por antonomasia,
dejar de serlo en algún momento.

Así que ahora que respiramos,
vamos a aprovechar la noche.

Es el momento de que entiendas tantas cosas.

6/8/18

Orquídea

La luz está escondida
pero el tiempo corre,
y yo quiero cerrar la noche con mis palabras.
Pero estoy atado, de tu reloj, a sus engranajes

No sé cómo de vieja es mi alma,
pero mi fantasma bailará con mi calavera
rondando mis huesos sucios
recordando cuánto disfrutó de esta piel.

Intento medir muy poco el espacio,
quiero sentir un poco menos el tiempo.
Quemarme con la lava del suelo,
con la nieve de mi largo despertar.
Respirar un tornado de avispas,
ahogarme en lagos de sal.

Orquídea,
el perdón es tuyo.
Los colores, la fragancia y la delicadeza son tuyos.
La luz de mi ojos que alimente tu sangre,
la luz del sol que alimente tu alma.
Crece fuerte y libre siempre.

Tú no te acordarás de mis palabras,
pero dos segundos me bastan para revivirte
como me bastaron para nacer o para besarte,
igual que bastarán para morir cuando muera el arte.

16/10/17

Terremotos

Solemne, sereno e insomne
decidí perderme
por las calles de esta ciudad.

Quizás para encontrar algo
en las calles de mi soliloquio.

Soy felicidad,
con chispazos derrotistas
a los que llamo arte.

Los que me llevan
a encontrarte
en el folio.

¿Es demasiado grande
para mí la urbe?
Me pregunto.

Todo nace y muere
tan pronto.