Ave melancolía.

Alma que vaga por el pretérito de su memoria.

Taciturna y empapada de abril.

Por el espacio que habito,

   dos duros.

Por el espacio que sueño,

        mi tiempo.

  Dulce fragor del esperpento garabato que es mi por qué.

Profunda inspiración, torrente de locura,
eléctrica ola madura de razones.

Océano de inexpresivas sensaciones,
o inexplicables emociones.

 Afilado hielo que rompe en silencio el cristal.

Quejicosa, aún lustrosa, rosa
que brota en lágrimas de mis ojos;
y se derrama perfumada y marchita
en agua caduca y borrosa.

Haciendo barro al caer en mi suelo; 

haciendo barro del polvo que somos,

y del polvo en que nos convertiremos.

Añoro no errar y el sol.

Crecer en delicias y acariciar mi vida hastía.

Creer en lo que hago, sembrar estrellas con mis manos.

     Y volar.