Pesada carga para ti, pequeña,
deshazte del ahogo,
desata el desdén de sentir.
Dime al oído qué te pasa,
deja que el crujir de tu corazón atraviese mis entrañas.
Prometo que el pulso del aire seguirá nuestro ritmo,
pero debes primero dame permiso.
Tienes que concederme este baile.
Recuerdo aún que las estrellas se estremecían
cuando lo hacías tú.
¿Qué ha pasado?
Pregunto por ti.
Estás triste, y no te veo.
Estoy triste porque no te veo
Suspiro y confesión.
SUSÚRRAME
Deja salir a las palabras en tu aliento.
Se están agolpando a las puertas de tu garganta y,
únicamente, tienes que susurrarme.
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