Agua, fluye como el tiempo en nuestras manos.
Tiempo, corre como el aire soplando nuestras caras.
Todo gira pero sin sentido aparente. Las agujas del reloj son las únicas que marcan ya el camino. El camino recorrido, que sólo podemos recordar.
Nada queda por hacer, pues nada se puede hacer ya.
El Arjé es el todo, y la nada.
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