La luz está escondida
pero el tiempo corre,
y yo quiero cerrar la noche con mis palabras.
Pero estoy atado, de tu reloj, a sus engranajes
No sé cómo de vieja es mi alma,
pero mi fantasma bailará con mi calavera
rondando mis huesos sucios
recordando cuánto disfrutó de esta piel.
Intento medir muy poco el espacio,
quiero sentir un poco menos el tiempo.
Quemarme con la lava del suelo,
con la nieve de mi largo despertar.
Respirar un tornado de avispas,
ahogarme en lagos de sal.
Orquídea,
el perdón es tuyo.
Los colores, la fragancia y la delicadeza son tuyos.
La luz de mi ojos que alimente tu sangre,
la luz del sol que alimente tu alma.
Crece fuerte y libre siempre.
Tú no te acordarás de mis palabras,
pero dos segundos me bastan para revivirte
como me bastaron para nacer o para besarte,
igual que bastarán para morir cuando muera el arte.
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