Ella sólo ve las cosas buenas, no digo que se olvide de las
malas, pero los acontecimientos positivos son el motor de su vida. Y esto nos
deja a los demás como poetas analfabetos.
Es como aquel caracol
que despierta únicamente con los primeros haces de luz estelar.
Todas las buenas ideas que se me puedan ocurrir a mí, son
apagados hierbajos al lado del inmenso pinar que crece libre y desordenadamente
en su cabeza sin reglamento alguno.
Es curioso pero me he convertido en experto analista de su
próxima jugada y aún así fallo siempre mi predicción, igual que algún filósofo
barbudo, que acabó por ir al psicólogo ahogado en melancolía.
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