26/2/15
Un pasaje al cero absoluto
Tomar de cada palabra una letra y crear un monstruo,
sonrojar a la lírica para crear un verso,
y arrojar a las cenizas el mejor beso,
sacrificado ahora por encender un fuego sobrio.
Ponerse serio y suspirar a la sombra,
ceñirse a la guía del pensa-miento,
acabar cuestionando entre escombros,
fe de erratas, pasatiempos.
Y llover dentro, y tormenta fuera.
Caerse, inestable, a las maderas,
exponerse sin manera,
charla certera con la musa a las tantas.
Escupir la verdad espanta.
Hoy por hoy,
mi cara arrastra más fantasmas que el de la culpa,
y esculpe con sangre en la pared del fino abismo,
encerrado por la humillación del destino cruel,
forja, en su ridícula jaula, el tiempo injusto
Un atisbo de duda a los ojos de este remolino inquieto,
un faro que arroja luz a un pozo de bocetos.
Sentir el aprieto, sufrir por respeto. Un océano.
Un pétalo ebrio, turcia amargura.
Ni tan siquiera un bosque huérfano,
de padre y madre un témpano, de ébano,
y al final del cuento un dedal, que usarías de armadura,
si te las vieses en tan duras como las que paso yo.
A oscuras, en un mar de dudas.
Perseguido por el alegre lamento,
que del pasado trae el viento,
estúpido firmamento, es el precio a pagar.
Que algún día caerá sobre nosotros,
ahogando los recuerdos.
Vaciando los recovecos.
Destruyendo, tal cual lo nombro.
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